La tortuga está muy sociable, sonríe. Le doy rodajas de pepino con un poco de miedo de que me muerda el dedo. ¿Tiene dientes? Tiene fuerza. Una puede querer entregarse y tener pánico. Una puede cambiar de opinión. Más de una cosa puede ser verdad al mismo tiempo.
Puse un mantel rosa, el mismo que usé en el Día de la Madre. Mientras vos viajabas por Europa y yo todavía no sabía que el tejido sensible que quise llamar “nuestra vida” iba a desgranarse, como si desde un inicio hubiera estado construido con cenizas. Estoy buscando una materia en particular, una plastilina moderna que al estirarla se convierte en polvo.
Kinetic Sand.
¿Habrá sido, simplemente, solo mi vida teñida de vos, nunca nuestra? Está bien.
Crujen las hojas mientras intento reclutar compañeras para derrocar el sistema capitalista, a la vez que quiero viajar por el mundo comprando aros de piedra en boutiques parisinas, anteojos de sol para mirar sin ser vista, todo sin mirar el precio.
Momo de Michael Ende como una fábula socialista.
Vivir con una tortuga en una casa rosa como una síntesis de una identidad.
Mi suegra llevaba a Martina, la tortuga de agua, en su pecera en el asiento del acompañante, y con cinturón de seguridad, cuando viajábamos por las fiestas, cantando villancicos y frenando abruptamente con una frecuencia tan impredecible que ni el Dramamine podía aminorar el mareo.
Tengo una cita, comemos poco, tomamos soda, nos reímos y nos damos un beso.
Respiro hondo y me sumerjo fundiéndome en este cuerpo extraño— dale cariño a esta persona como si fuera la única que existe en el universo, hacelo sentir la textura de este momento para que nunca olvide que tiene la capacidad de crear seguridad. Aunque sea por una milésima de segundo, una galaxia.
Finjo que pido un Uber y salgo de su casa corriendo, me subo al auto de un amigo que me toma de la mano mientras yo tiemblo. No quise sobrecargar el encuentro explicitando el pánico de sentir el corazón de este hombre nuevo entre mis manos, su corazón sobre mi corazón. Por eso me voy. En la puerta azul de mi casa rosa, me largo a llorar. Los colores están sueltos. Nunca me fue tan mal y tan bien al mismo tiempo. Tengo todo y lo perdí todo en simultáneo. Como si hubiera intercambiado escenario con una gemela perdida, de repente voy por otro carril. El horizonte se mueve, es claro donde hay cielo, donde hay suelo, pero con la definición de un Rothko. Durante la Guerra Fría, la CIA utilizó el expresionismo abstracto como arma propagandística contra la cultura soviética.
Quiero una vida tranquila, quiero una vida tranquila.
La idea de que ya nadie me quiere, que nadie puede querer este compendio de errores.
Quiero una vida tranquila, quiero una vida tranquila.
La idea de que ya fallé, que ya no llego, que ya no puedo.
Quiero una vida tranquila, quiero una vida tranquila.
Quiero perdonarlo todo, pero no me perdono a mi misma.
Creí estar siendo justa.
Creí estar lista para continuar.
Me encantaba la panorámica del cielo del microcentro desde “nuestra” cama, ahora, siempre, tuya.
Me encantó pensar que sabía donde iba a estar para “siempre”.
Gracias. Y perdón.
Sé que voy a volver a flotar en el agua sin problemas. Sé que voy a volver a tener una vida entre las manos. Sé que todo está destinado a romperse eventualmente. Sé que existe la recuperación.
Amigas, ¿pueden por un segundo sostener esta cabeza que ya no vomita alcohol rosado, e igual se cae, pueden por un segundo tomarme por la gravedad de mi peso y llevarme a una cama? Quédense conmigo esta noche.
Destino, ¿podés tomarme la mano y decirme que confíe? Meditar es editar M. Editarm. Editarme.
Sobre la necesidad de editar digo: no olviden que ese tiempo es preciado, no olviden que nada nace terminado, que se necesita la distancia, que se necesita la compasión para saber si las decisiones tomadas resuenan con lo que se quiso hacer, si lo refuerzan, lo contradicen, si lo contradicen que sea una decisión, si hay un error pensar si no es en realidad una fortaleza (hablo de la obra, pero no hace falta aclarar, vale para todo).
Ir directo a la imagen, no pedir permiso, no cerrar nada con moño, corregir desde la música.
No quiero que nada me obligue a ser actual, ni a ir rápido. Me identifico con esta tortuga que ahora se baña al sol y extiende sus patas en paralelo al suelo, flotando sobre su lomo. Puedo estar infinitamente triste y profundamente viva al mismo tiempo. Soy lenta y rápida. Clara y confusa. Compasiva y rugosa. Soy esta tortuga que lleva a cuestas su casa.
Hoy encontré verdad en un sobre de azúcar. No pude volver a pronunciar la palabra “cariño”. Le pregunto a ChatGPT si mi escritura es cursi, me dice que no, pero cuando le pido que escriba un párrafo como si fuera yo, no le sale imitarme.
Hay canciones italianas que me parten al medio.
Hacer un mate me destroza, la montañita— ay!
Camilo baja la escalera bailando Titanium de David Guetta. Me dice: voy a necesitarte.
Sostener una escalera para que él baje paltas del árbol. Nada de caza, pura recolección.
De repente todo es sostener una escalera.
Escribir es sostener una escalera.
Amar es sostener una escalera.
Asumir una derrota es sostener una escalera.
Perder a alguien para siempre es sostener una escalera.
En inglés “ladder” y “staircase” son cosas distintas. Sonaría más fluido en mi otra lengua, pero no sé si podrías sentir en el cuerpo que amarte fue sostener, que lo hice con toda mi fuerza.
En las clases que doy, soy alumna. Obtengo al dar exactamente lo que necesito.
Obtengo al dar. Obtengo al dar. Boomerang. Boom.
Empezar una relación bajo el sol de Leo, terminarla bajo el sol de Aries. Fuego y todo lo que hubo en el medio. Podés, puedo manipular la lengua, pero ninguna palabra va a cambiar la estructura molecular del agua.
A quien me llevó a la luna, siempre gracias.
A quien me llevó al mar, siempre gracias.
A quien subió, bajó y se deshizo como arena, qué dolor pero siempre gracias.
Si patinar es resbalar con gracia, amar es escribir sin letras.
Un resorte que baja lento, escalón a escalón. Es física pura, pero parece un hechizo mental, un delirio de fiebre.
Tarea para siempre: dejar a la gravedad hacer su trabajo.
M.
Maleniiiii por favoooor! qué texto!
Cada vez que abro el mail y hay un glitch, me siento sorprendida, esperanzada y con la certeza de unos futuros minutos de buena lectura.
Gracias por compartirte, siempre es interesante leerte.
Un abrazo!!!
Siempre es lindo leerte Malén.